LAS DISARTRIAS ¿QUÉ SON?

La disartria es un trastorno de la programación motora del habla. Los músculos de la boca, la cara y el sistema respiratorio se pueden debilitar, moverse con lentitud o no moverse en absoluto después de un derrame cerebral u otra lesión cerebral. El tipo y la gravedad de la disartria dependerán de qué parte del sistema nervioso se vea afectada.

¿Cuáles son los síntomas o características de la disartria?

La persona con disartria puede presentar cualquiera de los siguientes síntomas, dependiendo de la gravedad y lugar donde se encuentre la lesión:

  • "Arrastrar" las palabras al hablar.
  • Hablar muy bajito o ser apenas capaz de susurrar.
  • Hablar con lentitud.
  • Hablar con rapidez y "entre dientes".
  • Movilidad limitada de la lengua, los labios y la mandíbula.
  • Entonación (ritmo) anormal al hablar.
  • Cambios en el timbre la voz (voz "nasal" o sonar "tupido").
  • Ronquera.
  • Voz entrecortada.
  • Babeo o escaso control de la saliva.
  • Dificultad al masticar y tragar.

¿Cómo se diagnostica la disartria?

El logopeda puede evaluar a la persona que tiene dificultades al hablar y determinar el tipo y la gravedad del problema. Observará el movimiento de los labios, la lengua y la cara, tanto como la integración de las funciones respiratorias para el habla, el timbre de la voz y más.

Otro trastorno de la programación motora del habla es la apraxia. Uno de los papeles más importantes que desempeña el logopeda es determinar si los problemas del habla de la persona se deben a la disartria, a la apraxia, o a ambas.

 

Tratamiento de la Disartria.

Los especialistas encargados del tratamiento de la disartria son neurólogos, que identificarán de manera objetiva el origen de la patología, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y logopedas, que llevarán a cabo la rehabilitación propia del habla, y psicólogos que ayudarán de manera activa a este tipo de pacientes por todos los problemas asociados que conlleva, como aislamiento social y depresión.

El logopeda es el especialista que determinará qué áreas se encuentran afectadas, y en qué medida, y tras haber obtenido esta información realizará un plan de trabajo personalizado para llevar a cabo con cada paciente, dando prioridad a las áreas más afectadas o que mayor repercusión tengan en el día a día del paciente.

Es parte fundamental del tratamiento informar debidamente tanto a los familiares o cuidadores, como al propio paciente, sobre en qué va a consistir la rehabilitación, ya que nuestro objetivo principal es el de buscar un medio de comunicación eficaz y adaptado a cada uno, ya sea por la propia emisión oral, o dotada de SAAC (Sistemas Alternativos y Aumentativos de la Comunicación). En estos casos la colaboración de los familiares es fundamental.

Las áreas principales de trabajo son:

Ejercicios respiratorios y fonación: para adquirir un correcto patrón diafragmático, ganar en volumen de aire, fuerza, e intensidad y, por lo tanto, mejorar la calidad de la voz, el ritmo de habla y disminuir la fatiga. Acostumbran a hacer inspiraciones cortas y rápidas, lo que les limita a la hora de mantener un ritmo de habla y la voz pierde calidad.

Ejercicios de relajación: para distender el tono muscular de hombros, cuello y cara, ya que si no sus movimientos se verán limitados por presentar exceso o defecto de tensión. Es importante que aprendan a relajarse interior y físicamente. Esto se trabaja directamente con la respiración y el control postural.

Praxias bucofaciales para tonificar y adquirir control sobre los órganos articulatorios. Es importante marcar de manera correcta el punto y modo de articulación de cada fonema. Para ganar fuerza hay que realizar ejercicios repetitivos de lengua, labios y mandíbula.

Articulación: practicar los diferentes movimientos articulatorios para que la calidad del habla sea buena y, por tanto, legible.

Prosodia (entonación): hay que trabajar esta área para que a la hora de hablar el discurso del paciente no resulte monótono y lineal. Hay que hacer énfasis en las exclamaciones, interrogaciones, marcar si estamos contentos, enfadados, o siendo sarcásticos, para dar intencionalidad y sentido a la comunicación oral.

Deglución, masticación: al perder tono en la zona laríngea, los músculos que trabajan durante las diferentes fases de la deglución pierden fuerza y, por lo tanto, les cuesta mucho más realizar estos movimientos: al masticar para preparar el bolo alimenticio, no poder cerrar bien los labios en caso de ser comidas líquidas como sopas, se nos caería y, en el caso de otro tipo de texturas, se nos pueden caer trozos o quedar en la boca sin ser conscientes de ello, y luego atragantarnos al no sentirlos ni haberlos limpiado debidamente con la lengua. Es importante trabajar esta área también en la fase faríngea y esofaríngea para evitar posibles atragantamientos y aspiraciones, ya que los alimentos pueden descender por las vías respiratorias hasta los pulmones, creando infecciones crónicas. Hay que ir probando diferentes texturas líquidas y sólidas para poder observar en cuál de ellas hay dificultad y corregirlo. Se trata de conseguir mediante masaje directo en los músculos relacionados con la deglución, y favoreciendo una correcta sensibilidad oral, ganar un mayor tono muscular y control para poder realizar la deglución. Hay que acudir siempre a un especialista en terapia miofuncional (TMF), y trabajar en primer lugar con ellos para aprender debidamente y saber actuar ante una posible aspiración o atragantamiento con las maniobras adecuadas. Esto es algo fundamental y evitará males mayores.

 

El papel del logopeda es muy importante en el tratamiento de la disartria, al igual que la colaboración y participación de su entorno familiar y social para poder conseguir una mejor comunicación del paciente.

 

Dana Delgado Millán

Logopeda A yC.

Col. 28/0927

 

 

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