La adicción, ¿es o no es una enfermedad cerebral?

En el siglo XIX distintos neurólogos empezaron a plantearse que la adicción era una enfermedad cerebral, idea que partió de un ámbito médico y psiquiátrico. En el caso concreto del alcoholismo, se distinguió entre las personas que controlaban el consumo y las que no, comenzando a considerarse como enfermos y con una predisposición genética al alcoholismo. Después de varios años, se mostró que la causa del alcoholismo era múltiple, pasando a un modelo explicativo biopsicosocial. Posteriormente esto se vió favorecido por el descubrimiento de los receptores cerebrales, centrados en buscar una causa biológica y con la necesidad de investigar la responsabilidad de los individuos (si los individuos son enfermos cerebrales entonces no son responsables de sus actos, si pierde la voluntad o el autocontrol entonces no tienen responsabilidad).

 

Actualmente en el DSM-5 aparece claramente reflejado que el trastorno por consumo de sustancias (TCS) tiene una particularidad importante que es "el cambio subyacente en los circuitos cerebrales que persiste tras la desintoxicación y que acontece especialmente en las personas con trastornos graves". Los efectos comportamentales de estos cambios cerebrales se muestran en las recaídas repetidas y en el deseo intenso de consumo cuando la persona se expone a estímulos relacionados con la droga. Aquí se habla de trastorno, antes se hablaba de enfermedad mental. 

 

En los últimos años han aparecido fuertes críticas a la consideración de la adicción como una enfermedad cerebral. Hall (2015) no lo consideraba una enfermedad crónica puesto que había personas con adicciones que se recuperan sin tratamiento, lo que se conoce como recuperación natural. Tampoco se confirmó que había una predicción genética hacia el consumo. la genética es poco informativa con respecto a las adicciones. 

 

Son muchas las aportaciones de la psicología en la comprensión , evaluación, prevención  tratamiento de las adicciones Desde un modelo psicológico o biopsicosocial, se trata de entender al ser humano de forma integral. La aportación psicológica en el tratamiento de las adicciones se basa en técnicas motivacionales, de deshabituación, técnicas de prevención de recaídas, entre otras. Por ello, el modelo cerebral de las adicciones, por su reduccionismo, no es asumible desde la perspectiva psicológica, y aunque no negamos el papel de lo biológico, si negamos su exclusividad y su intento simplista de entender el complejo fenómeno de las adicciones Como bien dicen Hall et al. (2015) "la adicción es un trastorno complejo biológico, psicológico y social que necesita ser guiado por varias aproximaciones clínicas y de salud pública". 

 

VERÓNICA DÍAZ SINOBAS

PSICÓLOGA DE AYC

Papeles del psicólogo vol-37

Agosto 2016