1ªLey: Los deseos se amplían cuando se amplían las necesidades: Se pueden aumentar las necesidades básicas, pero pueden entenderse de diferente manera, mezclándose de forma afectivamente diferente y permitir la aparición de figuras interminables e inconstantes de la necesidad. Cosas triviales pueden vivirse como básicas. Los educadores deben tener en cuentar que la gran estrategia pedagógica es enlazar con alguno de los deseos básicos del alumno. Y cuando no queda otro remedio, hay que acudir a la otra fuente de energía que es la voluntad.
2ªLey: Los deseos tienden a hibridarse: Los deseos básicos tienden a dar lugar a deseos secundarios, complejos. Las pulsiones se comunican.
3ªLey: El hábito crea necesidades y deseos nuevos: Es el caso de las adicciones. Los hábitos tienden a repetirse, formando un modelo de realidad que queda incompleto si no se realiza el acto. Se "echa en falta".
4ªLey: Los deseos se amplían por la ampliación de los desencadenantes y de los incentivos: Por asociación, las circunstancias que acompañan a un estímulo desencadenante pueden convertirse también por sí mismas en generadoras del deseo. El mundo afectivo tiene premios y castigos. Los incentivos lejanos aumentan briosamente el ámbito de nuestros deseos.
5ªLey: Los deseos son ampliados también mediante las metas propuestas por los proyectos: Las metas pueden activar muchos motivos a su vez, reorganizan los que hay, forman configuraciones nuevas, patrones impulsivos nuevos.
6ªLey: El deseo humano nunca queda definitivamente saciado: Retorna siempre. La necesidad de ampliar sus posibilidades vitales es una constante humana, que le condena a un dinamismo interminable. El ser humano está necesitado de una pelnitud que no puede alcanzar ni puede dejar de desear.
Referencias bibliográficas en : bibliotecaup.es
Verónica Díaz
Psicóloga de AyC
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