El cuidado del cuidador

Cuando el cuidador principal de una persona dependiente es un familiar, éste soporta no sólo una gran carga física, sino también emocional. Esta carga se traduce fundamentalmente en fatiga, pero además en una larga lista de problemas, enfermedades y sentimientos asociados como aislamiento y soledad, ansiedad, depresión, culpabilidad, frustración…

 Por ello la mejora del estado físico y psíquico del cuidador tiene una repercusión muy positiva en el enfermo ya que optimiza la convivencia y el resultado de sus actuaciones con el enfermo.

El cuidador debe atender  su propia salud, aprender a contar con los demás, descansar y saber gratificarse disponiendo de tiempo libre, relacionándose con amigos y conocidos, buscando ayudas y asesoramiento a través de profesionales y contactando con asociaciones de familiares de otros enfermos.

Principalmente el cuidador debe saber organizarse y adaptarse a las situaciones que conlleva en cada caso la dependencia tanto para cuidar del enfermo como de sí mismo.

No siempre los recursos socio-sanitarios alcanzan para solventar las necesidades en cada caso concreto,  por ello es importante dosificar las fuerzas y pedir ayuda en el entorno sin sentimiento de culpa o de estar abandonando al enfermo.

El cuidador sólo  podrá  ayudar de forma eficaz al dependiente si se encuentra bien física y psicológicamente.